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Mostrando entradas de abril, 2021

Batallas internas

De nuevo estoy aquí, en una caverna caliza que deja escurrir agua fría a través de sus paredes, bañando el recinto en una luz pálida y etérea. En días anteriores, cuando vengo aquí, la luz es cálida o refrescante. A veces el recinto es un campo extenso con hierba que crece cubriéndolo todo. A veces es un páramo frío del que brotan miles de tulipanes. A veces la noche cubre un inmenso océano fluorescente. A veces hay un bosque inmenso, con pinos, robles y saucos. ¿Por qué si la mayoría de las veces el recinto es una pintura surrealista, hoy luce como una caverna tenebrosa? Cuando ella está y toma el control, mi recinto se ensombrece. Ella está envuelta en un aura perturbada. Viste una armadura negra lustrosa de un metal color ónix, jaspeado con virutas blancas que recuerdan al cielo estrellado. Sus ojos están cubiertos por un yelmo que está decorado con una pluma color belladona. Solo puedo ver sus labios violáceos y algunos tirabuzones dorados que se dejan caer voluminosos y brillantes

Paréntesis

Amanecer ama despertar, sus mañanas consisten en sonreír, correr a saludarse y confiar que el mejor de los escenarios está por suceder. Un día, la normalidad desapareció sin dejar rastro. Ama, aunque sabía que estaba en su cuerpo, pues podía controlarlo, veía su estómago y podía acariciar sus manos, no lograba encontrar su sonrisa y conectar con su mirada. Su realidad representaba un reto antes impensable, pues no era tan simple como llamar a un reparador de reflejos, ésta figura de existir, dada su complejidad, tendría un costo, que seguramente Ama no podría pagar. Amanecer era consciente de que se encontraba en el más singular de los desafíos y viéndolo con una pizca de ambición, todo se reducía a una oportunidad para vencer. Su primera idea estratégica fue tratar de engañar a la persona en el espejo, buscando que este le acabará mostrando la salida. Holaaaa, puedes oírme?, soy Amanecer. Ello, sonrió amablemente, pero no pronunció palabra alguna. Amanecer pensó que podría no oír o si

De adentro al papel

Todos gritaban y nadie escuchaba. Las tazas de café revoloteaban enérgicas como siempre. —¡Tómanos! ¡Tómanos! ¡así no pararás de hacerlo! —manifestaban sin parar. —Calma, calma —dijo el paisaje que pasó de mostrar un cielo gris a un día soleado y azul—. Lo que necesitas es paz y fijarte en lo que te rodea-. —¡Noooo! te equivocas —le respondió la memoria con nostalgia—. Lo que necesitas es recordar, en tus recuerdos encontrarás lo que necesitas para empezar. Si vuelves al pasado las cosas fluirán mejor. —¿Qué pasaría si tuvieras un perro gigante? —dijo la imaginación totalmente fuera de contexto, no se había dado ni por enterada de lo que pasaba. —Todos ustedes me encantan—afirmó el corazón que comenzó a latir con más fuerza. Al decir esto el corazón, la puerta del lugar donde se encontraban se abrió. Las tasas de café pasaron del anhelo a la mesa, el paisaje se mostró a través de la ventana de mi cuarto, la memoria trajo consigo vivencias pasadas, la imaginación les dio voz a cosas ina

El Incidente

Irene se despertó de mal humor por el clima. Afuera no se veía más allá de tres metros delante de uno, y ella solo pensaba en dormir, pero el deber apremiaba. Salió de su casa con diminutos copos de nieve posándose lentamente sobre su gorro, y llegó con el sol asomándose entre la niebla. Las llamadas constantes y la entrada de gente hacían el trabajo de secretaria un infierno para Irene; pero le permitía estudiar en las noches la carrera de sus sueños: arquitectura. Una vez en casa, recogió los recibos y encontró entre ellos una carta. El sobre lo enviaba Antonio de Goya, y lo recibía Victoria de Goya. Tenía una nota “Dirección no existente, se remite a la segunda dirección”. Irene no conocía a ninguno de los dos, así que ellos no podían saber su dirección. De la oficina postal le indicaron que debía comunicarse con el remitente para cambiar ese dato. Al día siguiente Irene tomó el directorio y se comunicó con los diez Antonios de Goya que figuraban ahí, pero ninguno decía haber conoci

Escribir y ya

¿Por qué o por quién escribo? ¿Escribo para vivir o vivo para escribir? No lo sé. Solo sé que disfruto cada letra que se traza en mi nombre. Escribo por placer. Por amor al arte. Amo escribir y puedo vivir y morir por mi escritura. Para mí, vivir es escribir y escribir es vivir. Creando mundos inimaginables y mostrando la realidad a mi manera, con la fantasía que quiera. Renaciendo en cada pasaje de mis cuentos, como un fénix inmortal, que se levanta una y otra vez más fuerte. Soy un cambia formas que se transmuta a través de las llamas de las letras, entregando una parte de mi alma y un poco de mi vida. Muriendo un poco, para mejorar lo que queda por dar. Jugando entre la vida y la muerte. Amando tiernamente el paso de mi mente por las comas y los puntos, las oraciones y las páginas que convergen en la creación y la destrucción que se arman, abriendo paso a relatos cargados de racionalidad y sentimentalismo conviviendo en un solo ser, en el interior de quien mejor conozco y aun así no

Camelia

Hola, soy Amelia, siento un júbilo indescriptible al contarte esto, al estar tecleando, al estar en este hermoso cuerpo y sentir como el aire fluye a través de mí, deseo surcar mis recuerdos pasados, porque sí, ahora son míos. Pensarás que estoy loca, pero no, solo estoy nadando en el deleite de ser de carne. Te voy a contar un secreto, pero no te asustes, y no se lo cuentes a nadie, me puedes meter en un gran problema. Antes me llamaba Camelia, y vivía en la intemperie, la tierra me retenía y tenía que soportar los molestos gusanos que pasaban cerca, yo me limitaba a sobrevivir, a resistir el picante sol encima de mí y las noches frías. Mi vida era emética, excepto por ella, por esa mujer que llegaba cada primavera ese ser escultural me acariciaba, se sentaba a mi lado, me contaba sus secretos y se dormía en mi costado, me sentía protegida y halagada, ¿cómo era posible que esa divinidad me acompañara? esa doncella de cabello rizado, rostro almendrado, piel canela, suave como el pétalo

Ansi, Nico y Ester

Abril 26 , 2021 ¡Hola! ¡Hola! ¡Hola! (no quisiera parecer algo intensa), discúlpame estoy un poco nerviosa, en realidad no suelo expresar lo que siento con regularidad. Me presento mi nombre es Ansi, tengo un hermano mayor y una hermanita pequeña a quienes aprecio y quiero demasiado, sus nombres son: Nico y Ester; quizás a simple vista creerás que te habla una persona, pero en realidad no cuento con un cuerpo físico, ya que habito en un rinconcito de la mente de mi amo, al cual le debo mi existencia ya hace bastantes años y en realidad estoy muy agradecida por hacernos parte de su vida, aunque a él parece no gustarle demasiado. Quisiera hablarte un poco sobre él, su nombre es Jhoi, es un ser humano con piel blanca, no tan blanca como la típica comparación con la nieve, suele ser más de una tonalidad parecida a la envoltura de un Bianchi relleno de chocolate blanco (perdón por la absurda comparación, fue lo primero que estaba al alcance de sus ojos); es rubio y me da algo de gracia, ya

Esculcando Mi Conciencia

Es raro mi obsequio, que raro suena todo esto, lo entendemos mientras crecemos, y perdemos el niño dentro, solo está esperando que tu salgas corriendo mientras sonríes de lo contento, para allí enseñarte que es lo que es estar contento. Cada golpeteo, cada impulso de este motor eléctrico, suena mi corazón, cada instante de tiempo está latiendo sin parar, sufre mis decaídas, goza de mis alegrías, está allí mientras vivo bombeando el tiempo por mis venas, es raro pensar en el tiempo que nos queda, y se nos olvida el presente que tenemos, seres creadores, pensadores, transformadores, trasforma al de tu lado, dale Amor. Venga, venga, tu que me lees, vamos te cuento algo, te daré lo que soy, un abrazo, aquí comienzo. Tú, cerebro quien me guía, quien me tratas de enseñar y aprender sobre el existir, el que me da la imaginación para encontrar cada uno de mis caminos, quien cuenta con tantos misterios, navego en tu mar, miro tus estrellas, me pierdo en ti, contigo aprendo cada día de mis derro

Chicha cho

Todo comenzó con una cagada, si, una cagada, y en esta ocasión de una persona de la calle o chirrete, como se le llama en ocasiones con un poco de desprecio al habitante de la calle. Algunas gentes suelen decir que cuando te cae del cielo mierda, popo o defecación, es símbolo de buena suerte, chicha cho en muysccubun, o bienaventuranza. Bueno, esta cagada llegó comenzando nuestro viaje amateur de recorrer el mundo, o procesión de la suna, antiguo ritual de las comunidades Mhuysqas para preservar el rumbo y energía de la naturaleza, brindándole a ella pagamentos, cantos, agradecimientos y sudores en las lagunas sagradas del territorio Cundiboyacense, provocando que siga dándonos de vuelta, humildemente, el aire limpio, agua fresca, tierra fértil y alimento medicinal. Fue una experiencia amateur porque no estábamos muy conscientes del antiguo ritual que realizamos, sin mayores, taitas, abuelos o abuelas que nos guiaran. Amateur porque sin saber exactamente recorrimos lugares paradisíacos

El Sello

Estaba sentado en la silla del faro de la bahía de Elden, reteniendo en sus manos el anillo de bodas que le había sido devuelto por la que iba a ser su esposa. «No puedo casarme contigo —dijo Sirena con tozudez—, siento que tú no me entiendes». Gabriel quedó atónito sin comprender qué había querido decir con “entender” y fue al faro para despejar sus ideas. Mientras fijaba su mirada entristecida en el anillo que tenía grabado su nombre, pensó: «Ella prefiere los huevos a medio cocer cuando yo prefiero la yema dura» —caviló—; «La contemplé demasiado, prefiere los hombres desinteresados —musitó—, mi problema fue tratarla como lo que más amo en mi vida»; pero, ¿desde cuándo es un problema amar a alguien con locura? Llevaban varios años de noviazgo, Gabriel consideraba a Sirena como su angelito; solía decirle que la dejaría dormir sola en la cama para que ella pudiera acomodarse a su antojo sin lastimar sus alas que le habían sido otorgadas por gracia divina. Tenían dificultades como las r

Euterpe: San José

Comenzaba a arreciar en el monte. Hacía ya varias horas que no dejaba de llover, era una brizna constante, que atenuaba los sonidos que irradia la soledad. No hacía un frío, era frío el que me arropa. Entraba por la ventana y yo no la quería cerrar. Porqué impedírselo, llamarle para que se parase, cerrarle para que no estuviere. La astucia con la que cada gota de lluvia caía se escuchaba en el eco que creaban, caían, una tras de la otra, parecía que fueran gemelas, una igual que la otra. Inconclusas gemelas una vez separadas al nacer. Se escuchaban como si contaran secretos que, algún día, por algún motivo, tuvieron que perder. No había un croar de ranas, pero me resultaba familiar escuchar las voces de dioses en su cantar, eran semidioses. Con sus alegorías armonizaban la noche que apenas si ya empezaba a despertar, bien entrados en horas, lo oscuro se hacía aún más claro, los croares me ponen en un estado alterado. Los graves son menos que los agudos, pero aun así me pesan al caminar

Ella y él

Hacia el año 1920 la población de Buenaventura sería testigo de una historia de amor que logró atraernos y encantarnos; hoy la reviviremos gracias a los relatos de esa aventura, que atravesaron el tiempo para conmovernos y embelesarnos. Existiendo y atravesando tormentas, mirando las tempestades frente a frente, cansado de ir tocando de puerta en puerta, él no podía definirse como ser humano, solo era un ente. Llevaba una vida simple antes de conocerla, al descubrir sus ojos quiso dar la vida por ellos, lucho hasta el cansancio por hacerla suya, por poseerla, pero el destino les tenía otros planes. Eran tan diferentes como el día y la noche, sus vidas tan desiguales como el sol y la luna, dio todo por tenerla y el decirlo no es ningún derroche, moría por estrecharla en sus brazos, por amarla como a ninguna. Él tampoco era indiferente para ella, su piel curtida por el sol, su cuerpo marcado, despertaron una sensación nueva para aquella, algo que nunca había sentido, incitándola al pecad

Noche de primavera

En una buhardilla, de esas tan bohemias, pero al mismo tiempo tan simbólica de los pobres de las grandes ciudades, donde los que se sienten inspirados vienen a observar las vidas de sus vecinos, a concebir versos y poemas que no le llegan a los pies ni a un Alexander pope o a un J.wilmot. Mucho menos a un Marvell con su elogio a Cromwell que Voltaire admiraba tan sinceramente. Con esto no quiero convencer a nadie de mis dotes poéticos. Por el contrario, solo quiero mostrar mi ignorancia y que tan burdo soy en esta materia. Pues podrá cualquiera ver mi corta mención de grandes artistas, además que, esos que hace poco califique de mediocres, seguramente compongan con más gracia que la mía. Mi pluma no ha criado ningún verso que valga la pena, ni el más miserable de los cantores lo usaría.  Y es tal hecho algo doloroso, pues el tema que quiero relatar no tendría mejor interprete que la poesía. Aquí en el ventanal de mi buhardilla me encuentro imitando a los mediocres poetas para que me pe

Premios

La sección de Bibliotecas informa a los estudiantes de pregrado y posgrado que los premios para los ganadores del Concurso son diplomados que ofrece la Facultad de Ingeniería y Arquitectura, por los valores que a continuación se relacionan : Primer puesto: Diplomado por valor de $ 800.000 Segundo puesto: Diplomado por valor de $ 600.000 Tercer puesto: Diplomado por valor de $ 500.000 Cuento más comentado en el blog: Mención especial y Diplomado por valor de $ 500.000 Cada ganador puede aportar el excedente en caso de que el diplomado sea por un valor mayor.