Camelia

Hola, soy Amelia, siento un júbilo indescriptible al contarte esto, al estar tecleando, al estar en este hermoso cuerpo y sentir como el aire fluye a través de mí, deseo surcar mis recuerdos pasados, porque sí, ahora son míos. Pensarás que estoy loca, pero no, solo estoy nadando en el deleite de ser de carne. Te voy a contar un secreto, pero no te asustes, y no se lo cuentes a nadie, me puedes meter en un gran problema.

Antes me llamaba Camelia, y vivía en la intemperie, la tierra me retenía y tenía que soportar los molestos gusanos que pasaban cerca, yo me limitaba a sobrevivir, a resistir el picante sol encima de mí y las noches frías. Mi vida era emética, excepto por ella, por esa mujer que llegaba cada primavera ese ser escultural me acariciaba, se sentaba a mi lado, me contaba sus secretos y se dormía en mi costado, me sentía protegida y halagada, ¿cómo era posible que esa divinidad me acompañara? esa doncella de cabello rizado, rostro almendrado, piel canela, suave como el pétalo de una flor y un cuerpo lírico que danzaba con la brisa. Me era suficiente con que ella existiera, pero no podía moverme, solo me esforzaba por beber su dulce sudor y recibir su alucinante calor. Ella se iba cuando el sol tocaba la punta de la montaña, y de nuevo, mi vida pasaba a ser una abominación. Solo pensaba en esa paradisiaca joven, esa dama era mi aliento de fuerza. La vi crecer, la observé en primavera, y cada día que me visitaba mi existencia alcanzaba el cielo.

Hasta que llegó con ese repugnante hombre, esa criatura de cabello lacio como la mala hierba y una piel blanca como la ausencia de vida, “eso” es una blasfemia. Aún no puedo creer que me visitó de la mano de ese organismo. Me hastiaba su olor a perfume barato, más que eso, era un veneno para mí, ese sujeto ordinario me ultrajo, me despedazo y gozó de mi sombra, su mera presencia era una maleza, pero mi mujer lo consideraba como la más bella bromelia, eso encendió mi esencia, no podía hacer nada, solo la impotencia consumía mis raíces y mis hojas no deseaban ser parte de mí, se fueron con la primera ruta del viento y mis flores no quisieron contemplar una vez más el amanecer.

Los labios de ella rozaron los de ese adefesio, ese esperpento entre besos la llamó “Amelia”. Yo solo podía presenciar ese tétrico espectáculo, en ese momento mi vida ya no tenía sentido, pero una gota de esperanza yacía en mi médula, la esperanza de que ella me eligiera a mí, antes que ese parásito.

Pasaron cinco primaveras y no la volví a ver, mis hojas y mis flores nacían por inercia, más no porque yo lo deseara, solo cuestionaba lo absurdos que eran mis anhelos, ¿acaso una planta y una mujer podían enamorarse?, yo solo era su amiga y aun así no podía brindarle más que la sombra y el olor de mis flores. Me repugnaba por no tener brazos para abrazarla, piernas para correr detrás de ella, labios para besar cada parte de su cuerpo. En ese agotamiento de subsistencia solo aprendí a rendirme y guardar los pocos cabellos que quedaron de ella

Pero una mañana, no una primavera, si no otoño, llegó a mí, con sus ojos derretidos y las mejillas en fuego, me baño con sus lágrimas todo el día, amarró una soga en mi rama más fuerte y se colgó. ¿Qué podía hacer por ella? me enorgullece que decidió morir a mi lado, y era momento de que yo también lo hiciera, y en mi desesperante desdicha esa última gota de esperanza deseó ser ella, jamás pensé que un banal antojo se cumpliría.

Aprecié el amanecer, una soga en el suelo bañada de un rocío mañanero y mis piernas, ¡sí! unas largas piernas, miré a mi lado, y solo estaba un árbol muerto que se fue con el alma de Amelia.

Por Brígida Janeth Pinzón Solano




Comentarios

  1. Que final mas emotivo y hermoso se puede sentir la tension hasta el ultimo momento me encanto ❤️!

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  2. Quedé encantado con tan hermoso escrito, realmente tienes un talento inhato en la escritura. Tienes un estilo muy elegante y poético al momento de narrar y expresar lo que tus personajes sienten. Felicidades! 🙏

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  3. Es muy conmovedor y poético, me gustaría que siguieras escribiendo y te lo digo de la forma más honesta posible

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  4. Vaya historia, como describes cada instante, cada detalle, un historia muy conmovedora, esa incertidumbre a lo largo de la historia, esa intriga, y ese final; impactantes. Escribes genial. Un gran abrazo amiga.

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  5. Vaya , "ese organismo" , pude sentir el desprecio, amor, y sentimiento de cada frase plasmada , Me encantó tu cuento Janeth.

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